miércoles, 1 de agosto de 2012

Las aventuras de . . . - parte 0

Let's Play de Skyrim en español, estilo narrativo. Esta primera parte es una prueba para quien lo lea, a ver si puede resultar interesante o no. Puede que me cague en vuestra opinión y lo siga de todas formas. Disfruten y comenten, si no por acá, por la magia del Facebook.


Y en un parpadeo, todo se fue a la mierda.

Yo no tenia mucho, pero a mi humilde entender, lo tenia todo. Tres camas, o cuatro, contando sillones y de mas, zonas sanitarias muy accesibles y todo el cariño del mundo. Y claro, comida. Siempre lo mismo, pero no podía quejarme. Con solo mirar las puertas, ya alguien avanzaba corriendo a abrirlas. ¿Quién se podría quejar de semejante servicio?


Mi primer pensamiento mientras me despertaba fue dedicado al idiota que dejo la ventana abierta esa mañana. Época invernal = frío, no es algo muy complicado. Lo peor era el bamboleo de un lado para el otro que no me dejaba volver al sueño. Pensé que alguien me estaba pateando. Pensé mal.


Lo primero que vi fueron los arboles. Ahí me enoje con quien quiera me dejo durmiendo afuera. Luego note que estaban en movimiento, y, luego de parpadear para ajustar mejor mi mirada, note que era yo el que se movía. Mire el vehículo en el que viajaba, parecía ser una carreta, como la que usan esos hombres que juntan cajas muertas por mi barrio. Y entonces caí en la cuenta de que estaba muy lejos de mi barrio.


Un hombre rubio que olía mal me hablo en una lengua extraña. Solo que entendí todo lo que dijo. Reconocí el idioma como algo que hablaban seguido en la televisión. Algo como un-gues. Ahora, por que de pronto puedo entenderlo, jamas lo supe. Dijo algo como "por fin te despertaste", pero hasta donde sabia yo, todavía estaba soñando. Me pregunto, casi como buscando confirmación, si estaba intentando cruzar la frontera. Que así fue como caí en la "emboscada imperial", como ellos y ese ladrón. Yo no entendía nada, ni quienes eran "ellos", ni de que frontera estaba hablando. Pero si supe quien era ese ladrón, por que empezó a enojarse hacia "ellos", llamándolos Stormcloaks.


El ladrón me miro buscando complicidad. Me dijo que nosotros no tendríamos que estar acá, que el imperio los quiere a ellos, a los Stormcloaks. A los rebeldes. Supongo, ahora, que tenia razón, pero no le dije nada. Seguía muy desconcertado, y no quería averiguar si ademas de entender este idioma, podía hablarlo. Demasiada información para un recién levantado.


Entonces mire a mi derecha, y conocí a mi tercer compañero de viajes: El amordazado. El ladrón se asusto mucho cuando supo quien era, y yo entonces no lo entendí, pero estaba viajando con el líder de la rebelión, Ulfric Stormcloak. El Ulfi para los amigos. Y entonces empezaron los gritos y lloriqueos del ladrón, y me perdí un poco de la conversación. Por mucho que entendiese el idioma, seguía ignorando los términos locales. Pero no me gustaba la desesperación del ladrón... ni la tranquilidad del rubio. Entonces el rubio le pregunto al ladrón de donde era, y cuando este pregunto porque le importaba, el rubio dijo que "los últimos pensamientos de un nordico deberían ser del hogar".


Entonces llegamos a una especie de pueblo. Muchos hombres con ropas pesadas andaban por ahí, mirando atentamente al amordazado. La gente cuchicheaba. Entonces el rubio, después de putear a los imperiales (y a los "elfos", ya que estaba) se puso nostálgico. Lo único que pude sacar de su historia "conmovedora", es que estábamos en un lugar llamado Helgen.


Entonces el carro se detuvo. El ladrón pregunto porque nos detuvimos, y el rubio le contesto "¿por qué crees? este es el final". Y comenzamos a bajar.


Baje casi mecánicamente del carro. Supongo que hay muchas maneras de afrontar el hecho de que es muy probable que te maten. Yo estaba paralizado. No soy bueno para estas cosas, conozco a alguien que si lo es, que es todo un guerrero, pero yo no. Yo jamas salí de casa. Y ahí estaba. Afuera y con miedo.


La mayoría de los rebeldes tomo el asunto con solemnidad. Otros con palabrotas violentas. Entonces un hombre de aspecto importante apareció con una lista, y empezó a nombrar a los prisioneros. Uno a uno fueron pasando, hasta que fue el turno del ladrón. El se tomo el asunto con desesperación, y bueno, intento salir corriendo.


Estaba llegando bastante lejos... Y entonces una mujer con armadura brillante dio una orden, y unos hombres le tiraron al ladrón con algo (flechas? si, así las llamaron) y el ladrón dejo de correr. Luego de regodearse de la muerte de una persona, la mujer me mando a dar un paso al frente.



Y me preguntaron quien soy... Bueno, supongo que no me presente. Hola a todos los lectores.


Soy Oni, el gato.

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